Desde hace cuasi un cuarto de siglo por no decir más, el código civil de nuestro país dice que en las herencias ab intestadas y a falta de descendientes y de ascendientes que son herederos legitimarios, el conyugue sobreviviente hereda ante los demás familiares colaterales como pueden ser hermanos, sobrinos o primos hermanos.
Esta es la narración de un hecho que puede ser producto o no de la imaginación. Asi que cualquier parecido con la realidad será coincidencia.
Ocurrió hace años en algún lugar de la Mancha como habría dicho Don Miguel de Cervantes. Y Dios me guarde de compararme con el inmortal autor del Quijote.
Don Manuel Martin – conocido y acaudalado empresario manchego – había enviudado de Rosa su primera mujer hace una friolera de treinta años. Desde entonces vivía y convivía con su vecina Lucía pero no estaba casado con ella.
Hará cosa de unos siete o ocho años que Don Manuel y Lucia se fueron de viaje a Venezuela donde conocieron y entablaron amistad con Elena Ramírez.
(Los nombres y apellidos de los protagonistas de esta historia son por descontado inventados como puede serlo la historia misma. El lector o la lectora son muy libres de sacar sus propias conclusiones)
Parece que la tal Elena tenia muchas ganas de venir de viaje a nuestro país y establecerse en él,pero le ponían muchas pegas de tipo administrativo.
Con el fin de paliar estas pegas Don Manuel – con el consentimiento de Lucía su novia de treinta años – le propuso matrimonio a Elena. Luego aquí en España ya divorciarían pues simplemente se trataba de hacer un favor a una amiga. Al fin y al cabo Don Manuel era viudo y podía volverse a casar con quien le apeteciera.
Asi que Manuel Martin, de nacionalidad española y Elena Ramírez, ella venezolana, contrajeron matrimonio en alguna localidad de la tierra de Simón Bolívar.
La boda a efectos que pudieran afectar la legislación española se inscribió en el Registro Civil del consulado español.
Don Manuel y Lucía regresarían poco después a nuestro país, mientras que la nueva y oficial “Señora de Martin” se quedaba en el suyo para preparar su propia próxima venida a España.
¿ Y que ocurrió ? Pues durante el viaje de regreso, Don Manuel, se sintió indispuesto. Los médicos y sanitarios nada pudieron hacer para salvarle la vida. Simplemente falleció.
Como les ocurre a muchos compatriotas,el Señor Martin no tenía testamento hecho. De haberlo tenido ,lo más probable es que habría designado por heredera a Lucia, la mujer con la que él convivía;pero no lo tenia.
Tampoco, Don Manuel, tenía hijos y tampoco nietos. En cuanto a su padre y a su madre éstos hacía años que murieron .
Sin haberlo nunca premeditado ni soñado la venezolana Elena resultó ser la heredera de la fortuna del español Manuel. Le correspondía a ella y no a Lucía cobrar legalmente la pensión de viudedad del Señor Manuel Martín Gutierrez.
Esta historia, o una parecida, le contó Maruja a una amiga. Mientras la Maruja hacía el relato con profusión de detalles, su amiga, que llamaremos Catalina, la escuchaba con los ojos y las orejas bien abiertos.
¿ Que estaría pensando Catalina ?
¿ Y es verdad ésto ? decía ella.
Claro que lo es, replicaba la otra. Lo sé de buena tinta.
¡Interesante! ¡Interesante!> No paraba, Catalina, de repetir en sus adentros.
¿ Y que era lo tan interesante de la historia que le contaba Maruja?
Pues nada más y nada menos que Ramón.
¿Quien era este señor?
¿ Era su pareja ?
¡Que va ! i>Sí Ramón es un anciano y a ella, a Catalina, le gustan que sean de su misma edad o unos cinco más a lo sumo;y Ramón ha cumplido ya los ochenta. Catalina tiene cincuenta. Son treinta años de diferencia.
¿ Su pareja? Ni soñarlo.
¿ Se trata entonces de un familiar? ¿ Un hermano por ejemplo?
Tampoco.
Entonces. ¿ Quien es este señor?
Pues un señor que vive en su casa desde hace un cuarto de siglos. No tiene parientes cercanos y Catalina se ha comprometido, delante notario, a atenderle, darle cobijo y alimentos mientras viva. A cambio de ello, el Señor Ramón, ha hecho donación de sus bienes a Catalina , reservándose el usufruto .
Catalina le desea muchos años de vida a Ramón. Al fin y al cabo nadie es eterno. Un día u otro nos tocará despedirnos de este valle de lágrimas como dicen los creyentes cristianos. Pero el relato de Maruja- del viaje y boda de este señor con esta mujer venezolana que ahora va a cobrar la viudedad sin haber sido nunca de hecho la esposa ni la pareja del difunto – es un relato que podría sucederle a ella.
Nadie absolutamente sabe el día y la hora que va a morir. Por ley de vida, lo más lógico y normal es que Ramón muera antes que Catalina. ¿ Pero porque no casarse con él? El no está casado, ni tiene pareja y lo más probable es nunca la tenga. Así ¿ porque no proponerle matrimonio y cuando mañana - un mañana que Catalina desea lejano ya que Ramón goza de buena salud – el “marido” muera, cobrará ella la viudedad. Igual que Elena Ramírez.
Se lo voy a comentar y proponer a Ramón, sentenció la Catalina.
lunes, 31 de octubre de 2011
domingo, 23 de octubre de 2011
EL SEÑOR JUAN NOS HA DEJADO
Era un buen hombre y le haré un homenaje.
Advertiré antes al eventual lector o lectora de esta historia que ignoro si la misma ha existido o si va a existir, pero de lo que sí estoy plenamente convencido, es que ha podido ocurrir o puede incluso suceder el día de mañana.
Se trata del diálogo que mantienen dos mujeres de un país cualquiera parecido al nuestro con motivo del fallecimiento de un hombre al que he bautizado Juan como lo he hubiese podido bautizar Pedro o Pablo que convivía en casa de una de estas dos mujeres sin ser en realidad familiar de la misma sino una amistad de muy antiguo.
A las mujeres les he puesto por nombre Antonia y Maruja como las podría haber llamado Ramona y Susana. Si quereis , podeis poner el nombre que os apetezca.
Esta es la historia.
Maruja ha ido a visitar a su amiga Antonia y la encuentra sentada en el diván del salón muy pachucha y ojos llorosos. Por lo menos es la impresión que saca Maruja.
¿ Que le ocurre Antonia? ¿ Por que llora? ¿ No se encuentra bien?
¿Maruja no lo sabes? El señor Juan acaba de dejarnos.
¿ Y cómo ha sido esto Antonia ?
Muy rápido. No me lo esperaba. ¡ Estoy desolada!
¡Parecía un buen hombre!
¡Lo era Maruja! Ahora ya no podré llamarlo para que vaya al supermercado a comprar o al banco para poner la libreta al día. Quiero organizarle un gran homenaje.
Creo que se lo merece . Antonia usted ha sido como una hija para él.
Si, sí. Me dejó la casa que tenía en su pueblo para que le cuidaramos.Un viejo caserón que si no es porque me gasté unos cuantos millones en arreglar el tejado se hubiese venido abajo. No tenía mucho dinero y el poco que tenía lo había malgastado.
¿ Cuándo será el entierro y el funeral?
La funeraria acaba de llevárselo al cementerio y mañana por la tarde lo van a incinerar. Iré a recoger la urna un día de estos y cuando tenga tiempo me la llevaré a su pueblo para depositarla en la tumba de sus padres.
¿ Así que lo van a incinerar?
Sí.Creo que es lo mejor y más barato A él ya sé que no le hubiese gustado pero como está muerto y bien muerto.El médico lo ha certificado; comprenderás Maruja que no puedo arriezgarme que algunas de sus primas o tías – que en vida no sabían si existía – ahora me vengan con si ésto o aquello.Incluso les podría pasar por la cabeza el pedir una autopsia.
¿ Pero usted…..?
¡ No que va! Sería incapaz. ¿ Cómo puedes pensar una cosa así?
Disculpa. Quizá me haya expresado mal. Pero en nuestros días suceden tantas cosas que hasta de su propia sombra ya uno no se puede fiar. Y el funeral ¿donde lo van a celebrar?
¿ Y ésto que es ?
Sí.Una ceremonia que hacen en las iglesias creo que la llaman misa. Las de la época de la abuela eran cantadas y muy lúgubres. Al final la gente que ha acudido a la tal ceremonia,desfila delante los parientes del finado y les da el pesame.
El señor Juan creía en todas estas tonterías de misas y de curas. Pero con la crisis actual tengo otras preocupaciones por resolver. Además no tenía familia o muy poca y lejana. En su pueblo sólo conozco a una vecina de su casa. Creo que el marido de esta señora era no sé...
¡Pobre Juan! La acompaño con el sentimiento Antonia.Parecía un hombre instruido.Siempre lo veía con un bolígrafo en la mano escribiendo o aquí mismo haciendo cosas en el ordenador.
Sí le gustaba mucho jugar con el ordenador. Por dos veces se lo rompí, pues me había enfadado con él y las dos veces se lo había comprado yo.
Sí. ¿ pero era suyo?
Claro que sí y jugaba con él muchas horas. Bueno cuando yo lo necesitaba, se lo cogía y punto.
¿ A él no debía gustarle mucho?
Por supuesto que no pero yo lo necesitaba y lo mío era más importante que las historias que escribía.
Dicen que conocía la historia pasada de las familias. Un genealogista creo que lo llaman.
Sí Maruja.¡ El Señor Juan era muy instruído! ¡ Sabía mucho! Mi hijo Andrecito y servidora lo vamos a añorar. ¿ Quien ahora se va a cuidar de bajar el cubo de la basura? ¡ Ay Juan! ¿ Por que nos has dejado?
¡ Calma! ¡ Calma Antonia!
Es que era demasiado buen hombre. Le voy organizar un gran homenaje e invitaré a todo el pueblo.
Y ¿ que hará usted con los libros y los papeles que tenía?
No sé!
Es que siempre le veías escribiendo.
Sí pero cosas que no le daban de comer.
Supongo, Antonia, ¿que lo va a guardar como recuerdo suyo?
¿ Sus papeles? ¿ Sus escritos? No creo que ya le sirvan de nada. A mi no me sirven y a ti tampoco creo que te van a servir.
Hay gente que le gusta conocer su pasado y el Señor Juan habrá escrito mucho sobre cosas pasadas. ¡ Es una lastima que ahora se pierdan!
Los libros y tenia muchos,los más guapos y bien conservados serán para la biblioteca del salón.Los otros los venderé o los regalaré. Es que yo necesito dinero. Mañana mismo telefoneare a la Inmobiliaria par poner la casa en venta. Y tendría que estar ya vendida. No la he podida alquilar pues necesita muchas reparaciones interiores. En vida suya no han podido hacerse pues no había dinero. Ni mío y suyo menos. Así que ahora lo mejor ya que ha muerto es venderla pues necesito dinero.
¿ Y sus ecritos?
¡ Tonterías! ¡ A la basura! No sirven para nada. En vida no le servían y muerto menos le van a servir. Además ni se va a enterar de su destino. Todas maneras cuando yo estaba enfadada y se resistía a darme alguna cosa, se lo decía a la cara:
"Juan.Estas cosas no sirven para nada. No te harán ningún monumento en tu pueblo. Yo no voy a conservar estos papeluchos. A mi que me importa saber la fecha del nacimiento de menganito o la defunción de zutanito. Cuando mueras lo tiraré todo al cubo de la basura".
¡Era usted muy cruel Antonia!
Sí lo soy, Maruja. Me soprepaso y con el Señor Juan me he sobrepasado infinidad de veces.
Entonces ¿ Antonia?
Le haré un bonito homenaje.
¿ Que día?
Le haré un homenaje. Sí ¡Un homenaje! ¡Juan! No volveremos a verte y no podré mandarte tal o cual recado.
¡Adios para siempre viejo! Nunca más volveré a llamarte para ir a comprar zumos y verduras al mercado.Mucho te voy a añorar.
Antonia.Tomeselo con paciencia.Ya sabe, si necesita algo.
Gracias Maruja.El señor Juan era una buena persona No lo volveremos a ver, sabes.
Sí, Antonia.A mi me parecía un hombre muy bueno.
¡Lo era! Demasiado quiza!
Advertiré antes al eventual lector o lectora de esta historia que ignoro si la misma ha existido o si va a existir, pero de lo que sí estoy plenamente convencido, es que ha podido ocurrir o puede incluso suceder el día de mañana.
Se trata del diálogo que mantienen dos mujeres de un país cualquiera parecido al nuestro con motivo del fallecimiento de un hombre al que he bautizado Juan como lo he hubiese podido bautizar Pedro o Pablo que convivía en casa de una de estas dos mujeres sin ser en realidad familiar de la misma sino una amistad de muy antiguo.
A las mujeres les he puesto por nombre Antonia y Maruja como las podría haber llamado Ramona y Susana. Si quereis , podeis poner el nombre que os apetezca.
Esta es la historia.
Maruja ha ido a visitar a su amiga Antonia y la encuentra sentada en el diván del salón muy pachucha y ojos llorosos. Por lo menos es la impresión que saca Maruja.
¿ Que le ocurre Antonia? ¿ Por que llora? ¿ No se encuentra bien?
¿Maruja no lo sabes? El señor Juan acaba de dejarnos.
¿ Y cómo ha sido esto Antonia ?
Muy rápido. No me lo esperaba. ¡ Estoy desolada!
¡Parecía un buen hombre!
¡Lo era Maruja! Ahora ya no podré llamarlo para que vaya al supermercado a comprar o al banco para poner la libreta al día. Quiero organizarle un gran homenaje.
Creo que se lo merece . Antonia usted ha sido como una hija para él.
Si, sí. Me dejó la casa que tenía en su pueblo para que le cuidaramos.Un viejo caserón que si no es porque me gasté unos cuantos millones en arreglar el tejado se hubiese venido abajo. No tenía mucho dinero y el poco que tenía lo había malgastado.
¿ Cuándo será el entierro y el funeral?
La funeraria acaba de llevárselo al cementerio y mañana por la tarde lo van a incinerar. Iré a recoger la urna un día de estos y cuando tenga tiempo me la llevaré a su pueblo para depositarla en la tumba de sus padres.
¿ Así que lo van a incinerar?
Sí.Creo que es lo mejor y más barato A él ya sé que no le hubiese gustado pero como está muerto y bien muerto.El médico lo ha certificado; comprenderás Maruja que no puedo arriezgarme que algunas de sus primas o tías – que en vida no sabían si existía – ahora me vengan con si ésto o aquello.Incluso les podría pasar por la cabeza el pedir una autopsia.
¿ Pero usted…..?
¡ No que va! Sería incapaz. ¿ Cómo puedes pensar una cosa así?
Disculpa. Quizá me haya expresado mal. Pero en nuestros días suceden tantas cosas que hasta de su propia sombra ya uno no se puede fiar. Y el funeral ¿donde lo van a celebrar?
¿ Y ésto que es ?
Sí.Una ceremonia que hacen en las iglesias creo que la llaman misa. Las de la época de la abuela eran cantadas y muy lúgubres. Al final la gente que ha acudido a la tal ceremonia,desfila delante los parientes del finado y les da el pesame.
El señor Juan creía en todas estas tonterías de misas y de curas. Pero con la crisis actual tengo otras preocupaciones por resolver. Además no tenía familia o muy poca y lejana. En su pueblo sólo conozco a una vecina de su casa. Creo que el marido de esta señora era no sé...
¡Pobre Juan! La acompaño con el sentimiento Antonia.Parecía un hombre instruido.Siempre lo veía con un bolígrafo en la mano escribiendo o aquí mismo haciendo cosas en el ordenador.
Sí le gustaba mucho jugar con el ordenador. Por dos veces se lo rompí, pues me había enfadado con él y las dos veces se lo había comprado yo.
Sí. ¿ pero era suyo?
Claro que sí y jugaba con él muchas horas. Bueno cuando yo lo necesitaba, se lo cogía y punto.
¿ A él no debía gustarle mucho?
Por supuesto que no pero yo lo necesitaba y lo mío era más importante que las historias que escribía.
Dicen que conocía la historia pasada de las familias. Un genealogista creo que lo llaman.
Sí Maruja.¡ El Señor Juan era muy instruído! ¡ Sabía mucho! Mi hijo Andrecito y servidora lo vamos a añorar. ¿ Quien ahora se va a cuidar de bajar el cubo de la basura? ¡ Ay Juan! ¿ Por que nos has dejado?
¡ Calma! ¡ Calma Antonia!
Es que era demasiado buen hombre. Le voy organizar un gran homenaje e invitaré a todo el pueblo.
Y ¿ que hará usted con los libros y los papeles que tenía?
No sé!
Es que siempre le veías escribiendo.
Sí pero cosas que no le daban de comer.
Supongo, Antonia, ¿que lo va a guardar como recuerdo suyo?
¿ Sus papeles? ¿ Sus escritos? No creo que ya le sirvan de nada. A mi no me sirven y a ti tampoco creo que te van a servir.
Hay gente que le gusta conocer su pasado y el Señor Juan habrá escrito mucho sobre cosas pasadas. ¡ Es una lastima que ahora se pierdan!
Los libros y tenia muchos,los más guapos y bien conservados serán para la biblioteca del salón.Los otros los venderé o los regalaré. Es que yo necesito dinero. Mañana mismo telefoneare a la Inmobiliaria par poner la casa en venta. Y tendría que estar ya vendida. No la he podida alquilar pues necesita muchas reparaciones interiores. En vida suya no han podido hacerse pues no había dinero. Ni mío y suyo menos. Así que ahora lo mejor ya que ha muerto es venderla pues necesito dinero.
¿ Y sus ecritos?
¡ Tonterías! ¡ A la basura! No sirven para nada. En vida no le servían y muerto menos le van a servir. Además ni se va a enterar de su destino. Todas maneras cuando yo estaba enfadada y se resistía a darme alguna cosa, se lo decía a la cara:
"Juan.Estas cosas no sirven para nada. No te harán ningún monumento en tu pueblo. Yo no voy a conservar estos papeluchos. A mi que me importa saber la fecha del nacimiento de menganito o la defunción de zutanito. Cuando mueras lo tiraré todo al cubo de la basura".
¡Era usted muy cruel Antonia!
Sí lo soy, Maruja. Me soprepaso y con el Señor Juan me he sobrepasado infinidad de veces.
Entonces ¿ Antonia?
Le haré un bonito homenaje.
¿ Que día?
Le haré un homenaje. Sí ¡Un homenaje! ¡Juan! No volveremos a verte y no podré mandarte tal o cual recado.
¡Adios para siempre viejo! Nunca más volveré a llamarte para ir a comprar zumos y verduras al mercado.Mucho te voy a añorar.
Antonia.Tomeselo con paciencia.Ya sabe, si necesita algo.
Gracias Maruja.El señor Juan era una buena persona No lo volveremos a ver, sabes.
Sí, Antonia.A mi me parecía un hombre muy bueno.
¡Lo era! Demasiado quiza!
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